jueves, 8 de diciembre de 2011

EL TEATRO NOS HARÁ LIBRES!!!!

EL TEATRO NOS HARÁ LIBRES!!!!
Es el clamor de diversos grupos y artistas independientes de teatro que con cada vez mayor frecuencia se deja oír en las calles, foros, festivales y redes sociales desde hace unos años: este lema, "el teatro nos hará libres", siempre ha existido, se presenta cíclicamente, con mayor presencia cuando hay épocas de crisis o conflictos (en la actualidad se busca una genuina unión entre la comunidad artística, que por años se ha visto dividida principalmente por egos y celos profesionales), pero hoy está más vivo que nunca.

Los creadores escénicos creen firmemente que a través del teatro se puede llegar a mover conciencias, sensibilizar por medio de la reflexión y modificar el mundo... o por lo menos una parte del mundo.

Así, ha podido observarse que en los foros y espacios con que cuentan diversas ciudades de muchos países, compañías independientes, artistas consagrados y creadores escénicos se unen en diferentes montajes para transmitir mensajes fundamentales de convivencia humana: la libertad en todas sus manifestaciones; el respeto; la tolerancia; la no violencia; el derecho a la vida; no discriminación, entre otros.

Guiados por el anhelo de difundir estos temas, muchos artistas buscan un mensaje más real y útil, sin maquillaje ni grandes producciones, a través del teatro de diversas propuestas ya sea de calle, cabaret o improvisación al aire libre, con la finalidad de sensibilizar al público, dicen, porque están convencidos de que el teatro es la mejor herramienta para cambiar al país, cualquier país.

Evolución

Al menos desde hace una década se manifiestan seguidores de esta filosofía artística que crece y gana seguidores, aprovechando espacios importantes como festivales y encuentros artísticos para difundir sus ideas y, así, crear conciencia de que el teatro y la sociedad van de la mano. Y no es un mero entretenimiento, sino un antídoto para el mejoramiento de una comunidad en conflicto. (Guillermo Carballo)

ARRE.

Esta también ha sido una inquietud y una de las motivaciones que nos unió en el Festival Internacional de Teatro ARRE 2011, que se realizó en San Miguel de Tucumán, Argentina entre los días 20 al 27 de noviembre y que reunió a compañías de Chile, Cuba, México, Bolivia, Brasil y Argentina, desde sus distintas ciudades. Elencos con puestas en escena notables, cada uno con sus particularidades propias de las inquietudes de sus integrantes, de la línea teórica que abrazan, de sus búsquedas y sus convicciones.
Compañías teatrales que luchan día a día contra una estructura social deshumanizante, esclavista y mercantilista, que nos vende "pan y circo" para mantenernos convencidos que todo está bien y esa así como debe funcionar el sistema.
Nosotros los teatristas comprometidos, los concientes, los críticos, los que creemos que nuestro oficio es una herramienta que permite cuestionar, abrirnos a nuevos caminos, crear nuevas sendas y no compartimos esa doctrina imperialista que nos aleja de los demás y eso es lo que planteamos en este hermoso encuentro, donde nos conocimos y convivimos durante una semana aprendiendo, creciendo y fortaleciéndonos, donde zurcimos nuestra ajadas banderas de lucha, lamimos nuestras heridas para salir nuevamente con la cabeza erguida y las banderas muy en alto ha demostrar que aquí estamos y aunque los embates sean fuertes seguiremos en pié, para seguir en este camino, para seguir unidos y saber que
OTRO MUNDO ES POSIBLE Y QUE EL TEATRO NOS HARÁ LIBRES!!!!

La Isla. Cía. de teatro Patricia Fernández, Valdivia-Chile









Acenarse. Cía. Clap! Córdoba-Argentina

Diego Rivera



Diego Rivera.
(Guanajuato, 1886 - ciudad de México, 1957) Pintor mexicano, considerado uno de los principales muralistas de su país. Estudió por espacio de quince años (1907-1922) en varios países de Europa (en especial, España, Francia e Italia), donde se interesó por el arte de vanguardia y abandonó el academicismo.

Diego Rivera y Frida Kahlo

Las obras de este período reflejan, por un lado, un acusado interés por el cubismo sintético (El guerrillero, 1915), asumido en su etapa parisina, y por otro, una gran admiración por los fresquistas del Quattrocento, (y en especial, por Giotto), lo que motivó su alejamiento de la estética cubista anterior.

Identificado con los ideales revolucionarios de su patria, Rivera volvió desde tierras italianas a México (1922), en un momento en que la revolución parecía consolidada. Junto con David Alfaro Siqueiros se dedicó a estudiar en profundidad el arte maya y azteca, que influirían de forma significativa en su obra posterior. En colaboración con otros destacados artistas mexicanos del momento (como el propio Siqueiros y Orozco), fundó el sindicato de pintores, del que surgiría el movimiento muralista mexicano, de profunda raíz indigenista.

Durante la década de los años 20 recibió numerosos encargos del gobierno de su país para realizar grandes composiciones murales (Palacio de Cortés en Cuernavaca, Palacio Nacional y Palacio de las Bellas Artes de Ciudad de México, Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo) en las que Rivera abandonó las corrientes artísticas del momento para crear un estilo nacional que reflejara la historia del pueblo mexicano, desde la época precolombina hasta la Revolución, con escenas de un realismo vigoroso y popular, y de colores vivos. En este sentido, son famosas, por ejemplo, las escenas que evocan la presencia de Hernán Cortés en tierras mexicanas (por ejemplo, la llegada del conquistador a las costas de Veracruz, o su encuentro en Tenochtitlán con el soberano azteca Moctezuma II).


El porteador de flores, de Diego Rivera

Artista comprometido políticamente, Rivera reflejó su adhesión a la causa socialista en sus propias realizaciones murales y fue uno de los fundadores del Partido Comunista Mexicano. Visitó la Unión Soviética en 1927-28, y, de nuevo en México, se casó con la pintora Frida Kahlo, que había sido su modelo.

En la década de 1930 marchó a Estados Unidos, donde puso su arte al servicio de la exaltación del maquinismo; realizó diversas exposiciones y pintó grandes murales en las ciudades de San Francisco, Detroit -decoración del Instituto de Arte de Detroit (1932)- y Nueva York -Rockefeller Center (1933), que fue rechazada por sus contenidos socialistas.

De 1936 a 1940 Rivera se dedicó especialmente a la pintura de paisajes y retratos. Ensayista y polémico, publicó junto a André Breton un Manifeste pour l'Art Révolutionnaire (1938). Por otro lado, este gran pintor mexicano legó a su país una destacada colección de figuras indígenas que instaló en su casa museo, llamada el Anacahualli.