jueves, 31 de marzo de 2011

DOBLE E INTENSA ALEGRÍA





Jorge Alvarez.- La turbonada había dejado algunas calles inundadas pero había bajado la tórrida temperatura de la ciudad de Mérida.

Llegué al Teatrito con una amiga para ver, ella por primera vez y yo por segunda : Los Pelirrojos, una obra de Ricardo que ponían en escena impecablemente con Amanda y Miguel Flota como actores.

Ya adentro, nos sorprendimos al ver que eramos los únicos. La función no cambió en nada por ser los espectadores sólo nosotros.

Ya en el momento de los comentarios les pregunté si se justificaba tanto esfuerzo por 2 espectadores:

Ricardo me respondió: -Basta uno, y si no viene nadie, lo haríamos igual como ensayo-. Me conmovió.

Esto paso hace más de 8 años, cuando El Teatrito era apenas conocido, pero la tenacidad y fortaleza de carácter de Ricardo y Amanda eran las mismas de ahora; y su anhelo de llevar cultura y reflexión a toda la gente, incluso la que no podía pagar su cuota de recuperación, eran tan intensas como ahora.

Debo reconocer que, en aquél momento, mi habitual pesimismo me los hizo ver como modernos Quijotes arremetiendo contra los molinos y vaticinarles igual suerte que al ingenioso Hidalgo.

Al mismo tiempo me sentía obligado, al menos, a acompañarlos en su intento como espectador hasta el fin o hasta que desistieran,

Yo conocía Mérida desde 6 años antes y sabía de lo poco propensa de su población a apreciar el Teatro y la cultura en general. El gobierno de los últimos años del siglo XX generaba espectáculos gratuitos, algunos de muy buena calidad, y en ellos; sea en el Daniel Ayala o el Peón Contreras veía siempre las mismas 15 o 20 caras y los demás... turistas.

Era fácil vaticinar que no les iba a ir bien pues habían elegido el lugar incorrecto.

Ayer terminó el noveno FITI que se evidenció como un logro importantísimo tanto a nivel local como nacional. Todo marchó como un reloj. La organización: perfecta, los grupos de 6 países llegaron sin contratiempos presentaron sus obras con un nivel incluso superior a lo esperado, por lo menos por mí.

Las obras me impresionaron, movieron a la reflexión, hicieron funcionar esa vieja maquinaria de mi mente, me dieron vivencias para el recuerdo y incluso una de ellas me produjo una emoción tan fuerte que tuve que reprimir pues estuvo a punto de desbordar.

Me alegré por todos los que lo hicieron con mucho esfuerzo y trabajo, y también, obviamente por mí, que pude disfrutarlo y vivirlo.

También me alegro de haber sido espectador de ese largo y difícil camino que llegó hasta aquí, donde yo juraba que los Gigantes eran molinos de viento y, por lo tanto, invencibles, y donde yo hubiera desistido 100 veces de la empresa cual Sancho....

Pero no... los molinos eran en realidad Gigantes, y podían ser derrotados.

Muchas veces los grandes logros están hechos con los ladrillos de frustraciones, decepciones, obstáculos que parecen insalvables y largas noches en vela preguntándose si lo que uno pretende es sensato o mera locura...

Seguramente de aquí en más, habrá FITIs donde algunos grupos no pueden llegar por problemas de visas y hay que rellenar los huecos bien o mal; donde los grupos si llegan pero en alguno, sus integrantes discuten y se van y quedan en blanco 3 funciones; donde la organización falla y todo se vuelve confuso.

Pero estoy seguro también que Ricardo y Amanda y todos los que colaboran como los que colaboraron en el pasado con ellos, seguirán adelante pues, a diferencia de mí, comprendieron hace mucho que los Gigantes son sólo Gigantes y pueden ser vencidos.

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