martes, 28 de abril de 2009

Ayudándoles a sentir, compañeros

A propósito de una consulta y petición respecto de considerar para los autores regionales la posibilidad de postular con las ediciones de años pasados (3 creo que pedía) al fondo de bibliotecas públicas, recibí una contundente, leguleya y fundamentada negativa de Patricia Olguín Muñoz, secretaria ejecutiva del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. No pude sino responder con una cita del gran Alfonso Alcalde: “Lo que es la falta de ignorancia de uno”.
¿Cómo se puede explicar a alguien del CNLL los esfuerzos que los ilusos autores regionales hacen para auto publicar sus libros? ¿Cuán peregrinas le parecerán a esos funcionarios las peticiones
de estos autores completamente desconocidos, no bendecidos por el dios Mercurio, ni la diosa Tercera y menos aún por algún escandalillo de la diosa LUN?
Así estamos pues compañeros, imposibilitados de acceder a las bibliotecas de nuestras propias regiones. Recuerdo un catastro que se presentó alguna vez en la mesa de literatura respecto a los
libros de autores regionales disponibles en las bibliotecas de la región: son esos momentos en la
vida en que se debe elegir entre llorar o reír, o llorar y reír al mismo tiempo.
La verdad, este momento dedicado al libro y la lectura me debería evocar frases para el bronce
y las esplendentes ciudades de Rimbaud, pero sólo me trae el recuerdo de esos enjuagues bucales
en que se han convertido palabras como descentralización, regionalización, consejo de la cultura y las artes, consejo nacional del libro y la lectura. Nota: las minúsculas son mías.
Mi más sentido pésame, compañeros.
Roberto Matamala Elorz.
Valdivia, en el mes de la muerte de Cervantes y Shakespeare.
Fuente: El Semanario, abril 2009

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